Asociamos, en cierto modo, el piano a la música clásica; sin embargo, no somos conscientes de la contribución tan importante que ha hecho este instrumento a la cultura popular y a la música, en general. El piano tiene la cualidad de redimensionar cualquier tipo de música a la que se incorpore.
En otros tiempos, el piano era un instrumento solo al alcance de las clases más pudientes. Un artilugio musical caro, cuyo mantenimiento era costoso. Para poder tocarlo, el aficionado era necesario que se iniciara una larga carrera de estudios musicales que se desarrollaba en un conservatorio.
Hoy el piano se ha democratizado. Tener un piano en casa no cuesta más que comprarse una moto, todo es cuestión de gustos y prioridades. Tampoco es necesario que el aficionado emprenda una carrera musical de años en un centro académico para tocarlo con soltura.
Pilar, de Alicante, nos cuenta que ha retomado sus clases de piano, gracias a que Kristina Kryzanovskaya, una profesora de piano rusa, la visita en casa, varias veces por semana. Pilar ha retomado su afición después de años sin apenas tocar el instrumento.
Con el piano se puede tocar casi cualquier tipo de música, no solo las sonatas de Chopin. Veamos cómo ha influido este instrumento en el desarrollo de diferentes estilos de música popular.
El piano y el Jazz.
Cuenta la web de la I.E.N., Fundación de Estudios Norteamericanos, que el piano ha estado presente en el Jazz desde sus orígenes.
El jazz surge cuando los músicos afroamericanos emigran a las grandes ciudades y entran en contacto con las orquestas de origen europeo.
Una ciudad clave en el origen y desarrollo del Jazz fue Nueva Orleans. La capital de la Lousiana fue fundada por los franceses en 1718 en la desembocadura del río Misisipi. Desde 1763 hasta 1801 estuvo bajo dominio español. Posteriormente, la recuperaron los franceses y la vendieron con toda la Lousiana a Estados Unidos.
Esta ciudad era una coctelera de culturas: española, francesa, anglosajona y africana. Era la ciudad más libre de todo el sur de Estados Unidos. La población negra contaba con un nivel de derechos y de integración de la que carecía en el resto del país.
Nueva Orleans era una ciudad eminentemente comercial. De su puerto salían cargamentos de algodón y cereales que partían a otras partes de América y de Europa. Por la afluencia de marinos y de comerciantes, la ciudad estaba salpicada de bares, restaurantes y clubs. En gran parte de ellas se tocaba música en vivo, interpretada por músicos negros. No había local que se preciara que no tuviera un piano en la sala.
Los años dorados del Jazz son los años 20. Coincide con la ley seca, que estuvo en vigor en Estados Unidos desde 1920 hasta 1933, en virtud de la cual se prohibía vender alcohol.
La producción y distribución de alcohol cayó en manos de grupos criminales, los cuales vendían bebidas alcohólicas en locales clandestinos. Para amenizar la estancia del público ofrecían música en vivo interpretada por músicos negros, que salían más baratos y creaban un ambiente festivo. Estos alicientes justificaban que una botella de Bourbon se vendiera a precio de oro. Es la época en la que surgen los grandes clubs de Jazz de Chicago y de Nueva York, como el Cotton Club, ubicado en el barrio de Harlem. El piano era un instrumento que no podía faltar en ninguno de ellos.
El piano y el Blues.
El blues es una música anterior al jazz, bebe directamente de la música africana y está ligada a la vida de los esclavos negros en las plantaciones del sur de Estados Unidos.
En la vida de la población afroamericana hay dos elementos fundamentales: el trabajo y la iglesia. El blues tiene una base rítmica que marca el ritmo del trabajo en el campo. Sucede también en otros tipos de música. Determinados palos flamencos marcan el ritmo de trabajo de las cuadrillas en las cosechas.
El blues servía, además, para que aparceros y esclavos expresaran su dolor y su frustración por el tipo de vida que llevaban. El blues era básicamente bocal y estaba acompañado por instrumentos accesibles como la guitarra y la armónica.
Un elemento de unión de los esclavos y trabajadores negros era la iglesia. Los blancos no querían que los esclavos negros se mezclaran con ellos en los servicios religiosos, por eso, la población negra no tuvo más remedio que desarrollar su propia iglesia.
En la iglesia de los negros, la música tiene un papel fundamental. Permite que toda la comunidad se una entonando las plegarias. Es el origen del Góspel. Para acompañar los cantos, los clérigos baptistas no dudan en integrar pianos que compraban a los terratenientes blancos, cuando estos querían deshacerse de ellos.
De una forma natural, los músicos de blues incorporan los pianos que habían visto en las iglesias a la música profana que interpretaban. Músicos emblemáticos de blues como Big Joe Turner y Memphis Slim eran hábiles pianistas.
El piano en el Rock & Roll.
Aunque la guitarra eléctrica es el instrumento identitario del Rock, no podemos olvidar el papel fundamental que cumplió el piano en el origen del Rock & Roll.
A principios de los años 50, el cantante de blues de Nueva Orleans, Fast Domino, tocaba blues acelerando el ritmo. Estaba tocando rock & roll, antes de que tuviera ese mismo nombre.
En los orígenes del Rock & Roll hay dos pianistas que son decisivos en el nacimiento de este género: Little Richard y Jerry Lee Lewis.
El primero era negro y aprendió a tocar el piano en la iglesia. Era un músico provocador e intenso. Sus actuaciones en vivo eran como proclamas de un predicador protestante. De hecho, se levantaba a menudo de su asiento y animaba al público, haciendo que cantara y bailara, como si estuviera impartiendo un acto religioso.
Jerry Lee Lewis, por su lado, era el hijo de unos agricultores blancos pobres de Estados Unidos que lo internaron en un seminario para que el chico tuviera un futuro. Jerry Lee Lewis aprendió allí a tocar el piano, pero no duró demasiado en la institución religiosa. Le gustaba tocar los salmos a ritmo de Bogie bogie y era demasiado aficionado a las mujeres. En cuatro años se casó tres veces, sin llegar a separarse de ninguna de ellas. La última boda la contrajo con su prima Myra Gale Brown, que tenía 13 años y con la que levantó un escándalo.
Otro pianista decisivo en la historia de la música contemporánea, aunque no se puede decir que fuera estrictamente roquero, fue Ray Charles. Un niño negro, ciego y pobre que fue criado en la institución benéfica “Escuela para Ciegos y Sordos de la Florida” donde le enseñaron música clásica, y donde Ray, que mostró unas facultades innatas para la música, se empeñaba en replicar todo lo que escuchaba por la radio.
Para Ray Charles no había diferencia entre música para blancos y negros. Igual tocaba blues que country, lo mezclaba a su capricho, como si estuviera jugando con las melodías. Su música fue decisiva para el nacimiento del Soul y de gran parte de la música popular de la segunda mitad del siglo XX.
El piano y el flamenco.
Dice el Centro de Investigación Flamenca Telethusa que el piano posee unas capacidades rítmicas y de adaptación al flamenco que hace que presente más posibilidades, incluso, que la guitarra.
El flamenco es una música basada en el ritmo y en la cuerda. El piano no deja de ser un instrumento de cuerda, que en lugar de ser digitalizado con los dedos se acciona con las teclas; al tiempo que permite tocar ritmo y melodía.
El idilio entre el piano y el flamenco surge a principios del siglo XX, cuando los compositores Manuel de Falla e Isaac Albeniz, giran su mirada hacia la música que estaba creando el pueblo. Es cuando se compone “El amor brujo” de Falla e “Iberia” de Albeniz.
A finales de los años 70 y principios de los 80, el flamenco sufre una renovación. A la guitarra aparece Paco de Lucía y al cante triunfa Camarón de la Isla. Sin tanta trascendencia artística, el pianista Felipe Campuzano desarrolla el piano flamenco. Una introducción que había hecho años antes el pianista sevillano Arturo Pavón.
En este proceso de apertura, el flamenco comienza a mezclarse con otras músicas. El pianista Chano Domínguez fusiona el jazz con el flamenco, publicando brillantes trabajos como “Hecho a mano”, junto a “Tomatito”, el guitarrista de cabecera de Camarón, o “Imán”, con el cantaor Enrique Morente.
En el 2003, el director de cine Fernando Trueba produce el disco “Lágrimas Negras”, un magnífico L.P. en el que fusiona el cante del cantaor flamenco Diego “El Cigala”, con el piano de jazz latino del cubano Bebo Valdés.
Fuera del flamenco, en lo que es la copla, el trío de compositores Quintero, León y Quiroga, autores de canciones como “Ojos verdes”, “Tatuaje”, “Pena, penita, pena” y “A tu vera”, componían sus canciones al piano.
El papel del piano en el desarrollo de la música popular en estos últimos 150 años ha sido fundamental.